Aprender a Vivir Juntos

Hemos aprendido a volar como los pájaros y a nadar como los peces. Pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir juntos como hermanos.

Martin Luther King, Jr.

Aquí llegamos al último de Los Cuatro Pilares de la Educación propuestos por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) por sus siglas en Inglés, planteados por la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI, estos pilares son: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a vivir juntos, considerados premisas indispensables de preparación y adaptación a un mundo de cambios constantes, cuyo objetivo final es generar un bien común para que la sociedad mundial viva en paz.

 

Importancia del papel de la educación

En los tres pilares de la educación abordados con anterioridad, hemos podido identificar, que tanto la Comisión Internacional para el Desarrollo de la Educación que elaboró el Informe para Aprender a ser en 1972, así como la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI que elaboró Los Cuatro Pilares de la Educación, pusieron sus esperanzas para transformar de manera positiva a la humanidad a través de una nueva educación, una educación integral que contemple en su enseñanza todo lo que conforma la vida del ser humano, desde la infancia y a lo largo de su vida.

La Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI, reconoce que el desarrollo de la vida humana está lleno de conflictos, a los que se deben sumar dos aspectos fundamentales que consideran, pueden dificultar la pacificación de la humanidad y el desarrollo de las sociedades del mundo:

1. Que durante el siglo XX, la humanidad ha creado armas muy potentes de autodestrucción.
2. Que dado el alcance que tienen los medios masivos de comunicación:

“La opinión pública se convierte en observadora impotente, y hasta en rehén de quienes generan o mantienen vivos los conflictos. Hasta el momento la educación no ha podido hacer mucho para modificar esta situación.”

 

¿Es posible evitar la violencia y los conflictos en el ámbito escolar?

La Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI, considera que enseñar la noviolencia en las escuela es loable:

“Aunque sólo sea un instrumento entre varios para combatir los prejuicios que llegan al enfrentamiento . . . ya que, como es natural, los seres humanos tienden a valorar en exceso sus cualidades y las del grupo al que pertenecen y a alimentar prejuicios desfavorables hacia los demás.”

Asimismo, se preguntan:

“¿Sería posible concebir una educación que permitiera evitar los conflictos o solucionarlos de manera pacífica, fomentando el conocimiento de los demás, de sus culturas y espiritualidad?.

Al hacer un estudio piloto para responder dicha pregunta identificaron que:

“Evitar los conflictos o solucionarlos de manera pacífica es sólo una herramienta más y que fomentar el conocimiento de los demás, de sus culturas y espiritualidad, lejos de ayudar, crea mayores problemas, sobre todo cuando entre los grupos hay competición, ya que las tensiones entre ellos se pueden agravar y degenerar en conflictos.”

Por lo que recomiendan que la relación se establezca en un contexto de igualdad y se formulen objetivos y proyectos compartidos, lo que puede derivar en la cooperación e incluso generar amistad entre los participantes.

También han identificado tensiones y competencias que se generan en los centros laborales, en los que se tiende a privilegiar el éxito laboral y el éxito individual, por lo que, para solucionar estos problemas, proponen dar a la educación dos orientaciones:

1. El descubrimiento gradual del otro.
2. Que durante toda la vida, los seres humanos participen:

“En proyectos comunes, un método quizá eficaz para evitar o resolver los conflictos latentes.”

 

El descubrimiento del otro

Para la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI, la educación tiene una doble misión:

1. Enseñar la diversidad de la especie humana.
2. Contribuir a una toma de conciencia de las semejanzas y la interdependencia entre todos los seres humanos.

Señalan que:

“Desde la primera infancia, la escuela debe, pues, aprovechar todas las oportunidades que se presenten para esa doble enseñanza. Algunas disciplinas se prestan particularmente a hacerlo, como la geografía humana desde la enseñanza primaria y, más tarde, los idiomas y literaturas extranjeros.”

Considera que el descubrimiento del otro, forzosamente pasa por el conocimiento de sí mismo, por lo que recomienda que la familia y la educación ayuden a los niños/as y a los/las adolescentes, a descubrir quiénes son, estiman que esto ayudará al desarrollo y fortalecimiento de la empatía.

Por lo que, hacen referencia a la necesidad de formar y fomentar entre los estudiantes la empatía, pues piensan que:

“Será fecundo para los comportamientos sociales a  lo largo de la vida. Así por ejemplo, si se enseña a los jóvenes a adoptar el punto de vista de otros grupos étnicos o religiosos, se pueden evitar incomprensiones generadoras de odio y violencia en los adultos. Así pues, la enseñanza de la historia de las religiones o de los usos y costumbres puede servir de útil referencia para futuros comportamientos.”

De igual forma, consideran que la enseñanza no debe oponerse al reconocimiento del otro y que:

“Los profesores que, a fuerza de dogmatismo, destruyen la curiosidad o el espíritu crítico, en lugar de despertarlos en sus alumnos, pueden ser más perjudiciales que benéficos. Al olvidar que son modelos para los jóvenes, su actitud puede atentar de manera permanente contra la capacidad de sus alumnos de aceptar la alteridad y hacer frente a las inevitables tensiones entre seres humanos, grupos y naciones.”

Por ello, estimar que el diálogo y el intercambio de argumentos deben ser parte nodal de la educación del siglo XXI.

 

Tender hacia objetivos comunes

La Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI, explica que una buena manera de trabajar al interior de las aulas para ayudar a disminuir e incluso desaparecer los conflictos, es que los alumnos/as trabajen de manera conjunta en proyectos de su interés que les permitan salir de la rutina, ya que dichos proyectos ayudarán a superar los hábitos individuales y darán paso a los puntos de convergencia que permitan la identificación común. Para ello, dan el ejemplo del deporte y dicen:

“Gracias a la práctica del deporte, cuántas tensiones entre clases sociales o nacionalidades han acabado por transformarse en solidaridad, a través de la pugna y la felicidad del esfuerzo común”

Por lo que sugieren que:

“En sus programas la educación escolar debe reservar tiempo y ocasiones suficientes para iniciar desde muy temprano a los jóvenes en proyectos cooperativos, en el marco de actividades deportivas y culturales y mediante su participación en actividades sociales: renovación de barrios, ayuda a los más desfavorecidos, acción humanitaria, servicios de solidaridad entre las generaciones, etcétera.”

Agregan que:

“Las demás asociaciones educativas y las asociaciones, deben tomar el relevo de la escuela en estas actividades . . . en la práctica escolar cotidiana, la participación de los profesores y alumnos en proyectos comunes puede engendrar el aprendizaje de un método de solución de conflictos y ser una referencia para la vida futura de los jóvenes, enriqueciendo al mismo tiempo, la relación entre educadores y educandos.”

 

Reflexión sobre la historia de la vida humana

Hasta aquí el planteamiento de aprender a vivir juntos, de aprender a vivir con los demás, sin embargo, es importante mencionar que, si bien es cierto que la educación es crucial para transformar positivamente a cualquier sociedad, no es menos cierto el importante aporte que en este sentido pueden hacer los medios masivos de comunicación y el de cada una de las personas que habitamos este planeta, pues tenemos en nuestras manos, nada más y nada menos, la reconstrucción de la paz alrededor del mundo, no sólo a través de la meditación, del desarrollo de nuestra espiritualidad o de la práctica del Hadha yoga y del Ratha yoga de manera alternada, sino también del ejercicio del perdón.

Para ello, es fundamental:

1°.   Que cada uno de los que estamos aquí y ahora,  hagamos un ejercicio de perdón personal, que incluya a todas aquellas personas que a lo largo de nuestra historia nos han lastimado u ofendido y que perdonemos también, todos y cada uno de los acontecimientos no gratos de nuestra vida.

2°.  Asimismo, debemos perdonarnos con nosotros mismos porque, por las razones que sean, permitimos que nos lastimaran, que nos afectaran, que nos ofendieran, etcétera.

3°.   De igual manera, necesitamos limpiar, a través del perdón, la memoria colectiva de recuerdos de sufrimientos, de masacres, de tormentos infligidos a las generaciones pasadas y actuales, pues mientras no lo hagamos, continuarán latentes, lacerando la vida humana, para hacerlo, debemos dejar de rememorar las fechas de dolor y sufrimiento que ha vivido la humanidad, porque cada vez que lo hacemos, las actualizamos por lo que, de alguna manera continúan latentes, vivas e incrementándose, lacerando la vida humana, por lo que esta hermosa aldea global llamada tierra, continúa siendo un lugar lleno de dolores, de sufrimientos, de odios y de rencores que jamás se van a sanar ni a olvidar, mientras no desdibujemos esos acontecimientos de la vida humana, por lo que continuarán como hasta hoy, trastocando la paz y la tranquilidad de todos los que aquí y ahora habitamos este planeta.

 

La importancia de borrar las memorias dolorosas

Es necesario borrar las memorias dolorosas, porque cada vez que rememoramos cualquier pasaje de sufrimiento, es como si lo volviéramos a vivir, a sentir y por tanto, nos vuelve a lastimar, a lacerar. Entonces, si como humanidad aspiramos a vivir tranquilos y en paz, debemos recuperar nuestra paz personal y también la de la gran familia humana no sólo a través de la educación integral, o del desarrollo de nuestra espiritualidad a través del método que cada uno prefiera, sino también, a través del perdón de nuestra vida y el de lo que ha sido la vida humana,, lo que de paso beneficiará en buena medida a las generaciones venideras.

Es tiempo de cambiar el dolor por el agradecimiento y hacernos el propósito de ser mejores seres humanos cada día en el transcurso de nuestra vida.

Los invito, a formar una nueva humanidad llena de respeto, de unidad, valores y calidez humana, y en lugar de atormentarnos, enojarnos y sufrir por lo que fue, vivamos el día a día con alegría, ocupándonos de todo aquello que nos hace bien y ayudemos a generar el bien común que tanta falta hace alrededor del mundo, de este modo, todos tendremos la oportunidad de disfrutar de este regalo maravilloso llamado vida.