“Comparte tu sonrisa con el mundo, es un símbolo de amistad y paz”
Christie Brinkley
La Guerra Rusia vs. Ucrania
La declaración de guerra por parte de Rusia vs. Ucrania, fue una situación inesperada, que sin duda, lastima el alma y lacera el espíritu de una inmensa mayoría de ciudadanos del mundo, algo que muchos pensábamos que la humanidad jamás volvería a vivir.
Entendiendo que después del horror de las dos guerras anteriores era primordial trabajar para instaurar espacios crecientes de cultura de paz en las sociedades del mundo, lamentablemente esta declaración de guerra muestra un panorama desalentador no sólo para los ucranianos, un pueblo que lo único que busca es un clima de libertad y de justicia y un mejor mañana para sus generaciones presentes y futuras, de ahí su decisión de ser un país independiente y su lucha por ser aceptado como miembro de la Unión Europea y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) desde varios años atrás.
Afortunadamente, el 28 de febrero de este año, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, firmó la solicitud para la inclusión del país a la Unión Europea, y aunque aún no cuenta con la ratificación, la solicitud fue recibida con beneplácito. Por su parte, la OTAN ha estado apoyando a Ucrania, pese a que el país no pertenece a ella y lo hace porque forma parte de los 21 países que colaboran dentro del programa «Asociación para la Paz», ya que el artículo 5 de sus estatutos, establece que: un ataque a un miembro de la OTAN representa un ataque a todas las naciones de la organización. Este artículo ha sido piedra angular de la alianza de los 30 estados que la conforman desde que se fundó en 1949 como contrapeso a la Unión Soviética.
Lamentablemente, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, no comparte con el pueblo ucraniano estas aspiraciones. Por lo que, por todos los medios a su alcance, les ha lanzado amenazas diciendo que Ucrania es parte de Rusia, por esta razón y pretextando un simulacro de atentado de los ucranios en contra de Rusia, el pasado 24 de febrero les declaró la guerra, al margen de la protesta multitudinaria en contra, hecha por el pueblo ruso y desde luego de todos los horrores que la guerra conlleva, lo que claramente, de alguna manera atenta en contra de la paz mundial.
Ahora bien, ¿qué hay detrás de esta guerra por parte del presidente ruso?, veamos:
- Destrozar a Ucrania, ya que no se ha sometido a su voluntad, siendo el único país que ha permanecido totalmente fuera de su control.
- Fracturar y dividir al país para debilitarlo.
- Someter a Ucrania, para que el país no tenga otra opción sino someterse a los designios de su gobierno.
Todo esto, como consecuencia de que el presidente ruso mantiene la idea de que Rusia y Ucrania son “un sólo pueblo” y él tiene la convicción de que Ucrania no debe ser independiente.
Por esto, en el año 2007 advirtió a Europa y al mundo, que Moscú no aceptaría una mayor expansión de la OTAN, y exigía, según relató Jens Stoltenberg, secretario general de dicho organismo, detener la expansión de la alianza y la retirada del armamento a las fronteras, lo que suponía una vuelta a las reglas que regían la política exterior durante la Guerra Fría.
Vale la pena mencionar lo sucedido el 5 de abril del 2021, fecha en que el presidente ruso convirtió en ley, enmiendas constitucionales que le permitirían ser presidente durante dos mandatos más, cada uno de seis años finalizando el período actual en el 2024, para ello, según la historiadora Fiona Hill que ha estudiado a Rusia y su presidente durante años; Putin tiene que volver a legitimarse presentándose a las elecciones, aunque el único contendiente real que podría tener, sería Alexei Navalny, a quien en 2018 le prohibieron postularse y finalmente fue encarcelado.
Por eso, en aras de refrendar su permanencia en la presidencia, Putin planeó un ataque de falsa bandera el 14 de enero, acerca de lo cual, el periódico El País, relata en su nota de esa misma fecha, ¿Cuál es el origen del conflicto entre Rusia y Ucrania?. Fechas claves de la guerra, es
“un sabotaje contra sus fuerzas en el este de Ucrania para atribuírselo a Kiev y justificar una invasión”.
Incluso, ya desde el 10 de enero, se había reportado que el ejército ruso realizaba maniobras cerca de la frontera con Ucrania y se hablaba del transporte de vehículos militares rusos para hacer maniobras en Bielorrusia, país fronterizo con Ucrania, incluso la madrugada antes del 24 de febrero, hubo un ciberataque masivo que inhabilitó durante horas el sistema informático del Gobierno ucraniano.
Al respecto Fiona Hill, sostiene en una entrevista concedida a Maura Reynolds, Senior Editor del periódico norteamericano “Político”, que este patrón de comportamiento bélico para favorecer sus aspiraciones e intereses personales es propio del presidente ruso, dijo, entre otras cosas, que lo que hay de fondo, sin duda alguna, es un asunto meramente emocional que tiene qué ver con la sucesión presidencial de Rusia en el 2024, ya que:
“Parte de la personalidad de Putin como presidente es que es un tipo duro y despiadado, el hombre fuerte que es el campeón y protector de Rusia. Y es por eso que Rusia lo necesita. Si todo fuera pacífico y tranquilo, ¿por qué necesitarías a Vladimir Putin? Si piensas en otros líderes en tiempos de guerra, me viene a la mente Winston Churchill, en tiempos de paz, Winston Churchill fue destituido de su cargo.”
Hasta aquí, grosso modo, los motivos que subyacen a la declaración de guerra por parte del presidente ruso a Ucrania, sin embargo, el ser presidente de un país poderoso, no le da derecho a él, ni a ningún ser humano, en aras de satisfacer sus ambiciones personales, de lastimar, masacrar, poner al mundo en tensión y hacer sufrir a gente inocente de un pueblo pacífico, cuyo anhelo ha sido su libertad e independencia.
¿Qué podemos hacer ante el conflicto bélico?
Pese a este clima gris en el escenario mundial, debemos condenar enérgicamente la actuación del presidente ruso y exigir un control estricto en la industria armamentista, pues es un peligro latente alrededor del mundo que sólo sirve para sembrar miedo, dolor, terror y muerte, de lo contrario el acecho de los conflictos bélicos y las guerras jamás se van a terminar, por más que se trabaje a favor de la Paz. Es mucho muy reprobable, que personas dominadas por el ego y por sus ansias de poder, siempre que consideren pertinente, recurran al uso de armas.
Por eso, debemos cerrar filas y redoblar esfuerzos para arraigar y defender una cultura de paz holística, rechazando todo tipo de violencia, por bien nuestro, el de las generaciones futuras y el de nuestro hogar común, el planeta Tierra.
No olvidemos que la PAZ la construimos quienes poblamos la Tierra, y si cada vez somos más las personas comprometidas con ella, poco a poco podremos erradicar la cultura de la violencia y la guerra alrededor del mundo.
Aquí es necesario e importante recordar las palabras del Doctor Mario López Martínez:
“La noviolencia ha sido una conducta muy presente en toda la historia de la humanidad.”
Y si hablamos de noviolencia, hablamos de PAZ, lo que significa que los seres humanos somos pacíficos por naturaleza, por tanto, necesitamos desaprender la cultura de la violencia y la guerra, evocando las palabras de Raimon Panikkar, en cuanto a que todos somos responsables de la PAZ y la armonía del universo.
Por eso, hoy más que nunca, es importante retomar las palabras del Doctor Vicent Martínez Guzmán, quien ha dicho que:
“Necesitamos construir nuevas maneras de cultivar las relaciones humanas. Necesitamos nuevas culturas para hacer las paces que promuevan diálogos culturales y permitan analizar las raíces culturales y sociales de las relaciones humanas basadas en la violencia, la guerra, la exclusión y la marginación como si fueran naturales e inevitables.”
Si es nuestra voluntad construir la PAZ en el mundo, necesitamos promover relaciones pacíficas y armónicas entre los seres humanos, con el medio ambiente, con la naturaleza y con la sociedad.
En esta construcción y fortalecimiento de la cultura de paz holística, debemos destacar:
Lo importante que es que regrese al interior de las familias la convivencia, el diálogo y la interacción para que no lo sustituyan las redes sociales, la Tv, los videojuegos, las computadoras, las drogas, el alcohol, etc.
Asimismo, es prioritario que los padres y madres de familia asuman la responsabilidad de inculcar en sus hijos e hijas, la importancia de vivir en PAZ consigo mismos y con los demás como forma de vida cotidiana y personal.
Hacer conciencia de que la educación y la enseñanza de valores que reciben los niños y las niñas y los jóvenes al interior de la familia y en la escuela, tienen un papel destacado en la enseñanza y aprendizaje de valores humanos y por tanto de la construcción de la PAZ, de ahí la importancia de identificar las deficiencias para corregirlas.
Es fundamental que los interesados en construir relaciones pacíficas y armónicas alrededor del mundo, nos comprometamos con nosotros mismos a desaprender la cultura de la violencia y la guerra y aprovechemos cualquier ocasión para poner en práctica la cultura de paz.
Para desaprender la cultura de la violencia y la guerra, entre otras cosas, es aconsejable la práctica de la meditación y del yoga en las modalidades de «Hatha-yoga, que proporcionará salud física- y del Raja-yoga, -que proporcionará salud mental».
No olvidemos que en todos y cada uno de nosotros reside la PAZ, por tanto, necesitamos hacerla florecer en nosotros, a nuestro alrededor y en el mundo, y concientizarnos sobre la responsabilidad que tenemos los que conformamos la gran familia humana de desarrollar e inspirar una cultura de PAZ holística.
Como bien ha señalado Paco Jiménez:
“La paz y la violencia son experiencias culturales que se difunden de generación en generación.”
Entonces, vivamos y enseñemos a vivir en un clima de PAZ, poniendo atención a nuestro comportamiento para autocorregirnos, de esa manera, iremos avanzando en la instauración de una cultura de PAZ holística, para bien nuestro, el de las generaciones venideras y el de nuestra amada Tierra, siempre procuremos recordar que: lo que afecta a uno en positivo, afecta del mismo modo a toda la humanidad y viceversa.